Oscar Rosero @endocrinorosero

28 de nov de 20234 min.

Alimento como Medicina, debemos cambiar el paradigma.

El panorama nutricional actual es muy desalentador, alrededor del 90% de los adultos no logran satisfacer las recomendaciones dietéticas básicas, en particular, en cuanto a la incorporación de frutas y verduras en su alimentación.

Este déficit adquiere dimensiones aún más preocupantes entre las personas de bajos ingresos, quienes afrontan obstáculos sustanciales para acceder a la comida real.

La disparidad económica no solo impacta los recursos disponibles para la alimentación, sino que también pone de manifiesto la necesidad urgente de abordar las barreras que limitan el acceso a opciones nutritivas.

En este escenario, la noción de "alimento como medicina" cobra relevancia, ofreciendo una perspectiva innovadora para abordar no solo la nutrición, sino también las disparidades en salud que surgen de desigualdades económicas.

Alrededor del 90% de los adultos enfrentan el peso de al menos una enfermedad crónica, siendo las relacionadas con la dieta, como la hipertensión, la diabetes y los trastornos de los lípidos, las más extendidas. La asombrosa verdad es que la mala alimentación ha ascendido para convertirse en el factor de riesgo principal de mortalidad, contribuyendo a una escalofriante cifra de aproximadamente 500,000 muertes anuales.

Este panorama de salud pública nos exige una reflexión profunda sobre el impacto directo de nuestras elecciones alimenticias en la calidad y duración de nuestras vidas. La carga de enfermedades crónicas derivadas de una dieta desequilibrada se manifiesta de manera abrumadora, y el llamado a la acción es más urgente que nunca. Detrás de estas estadísticas desalentadoras se esconde la necesidad imperativa de redefinir nuestro enfoque hacia la alimentación, reconociendo que cada bocado que tomamos tiene un peso significativo en nuestra salud general.

El desafío de transformar nuestro paradigma alimenticio no solo recae en la responsabilidad individual, sino también en la necesidad de reformas estructurales y políticas. La educación alimentaria y la accesibilidad a opciones saludables deben convertirse en pilares fundamentales para revertir esta tendencia alarmante.

En este contexto, la perspectiva del "alimento como medicina" adquiere un significado aún más vital, destacando la urgencia de adoptar decisiones conscientes que no solo satisfagan nuestros paladares, sino que también fortalezcan nuestra salud a largo plazo. En este proceso hacia una sociedad más saludable, la transformación de nuestra relación con la comida se erige como el cimiento esencial para construir un futuro donde la dieta no sea un riesgo, sino un salvavidas para la salud pública.

En un contexto histórico, la responsabilidad de mejorar la nutrición, especialmente entre aquellos afectados por enfermedades crónicas, ha recaído mayormente en el ámbito de la salud pública. Sin embargo, en el presente, asistimos a un cambio trascendental en la manera en que abordamos la relación entre la alimentación y la salud. Este cambio se manifiesta en el novedoso paradigma del "alimento como medicina", una perspectiva que va más allá de la simple recomendación de hábitos alimenticios saludables. Se propone que los médicos desempeñen un papel activo en este cambio, utilizando lo que podríamos llamar "recetas" de alimentos como una parte integral de los tratamientos médicos.

Este enfoque no solo implica reconocer la importancia de una dieta equilibrada en la prevención y el manejo de enfermedades, sino que también sugiere la incorporación activa de la nutrición en las intervenciones médicas. Este cambio de mentalidad no podría haber llegado en un momento más oportuno, ya que las estadísticas alarmantes sobre las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta exigen un enfoque más proactivo y holístico para mejorar la salud de la población.

Lo que hace que esta transformación sea aún más significativa es el respaldo financiero que está recibiendo. La idea de prescribir alimentos como parte del tratamiento médico está respaldada por inversiones sustanciales, indicando un cambio en la percepción tanto de los profesionales de la salud como de los responsables de políticas. Este respaldo financiero no solo sugiere una creciente aceptación de la importancia de la nutrición en el ámbito médico, sino que también allana el camino para futuras investigaciones y desarrollos en este campo.

Es crucial destacar que esta evolución no solo se centra en la mejora de la salud individual, sino que también tiene implicaciones significativas en términos de costos sanitarios. Las investigaciones emergentes respaldan la noción de que la implementación efectiva de alimentos como medicina no solo conduce a una población más saludable, sino que también puede resultar en ahorros sustanciales en el sistema de atención médica.

En resumen, este cambio hacia el "alimento como medicina" representa una transición emocionante en la forma en que concebimos y abordamos la salud. Al integrar la nutrición de manera más profunda en el ámbito médico, estamos construyendo un camino hacia un futuro en el que la alimentación se perciba no solo como una parte esencial del bienestar, sino como una herramienta terapéutica poderosa que puede transformar la salud de individuos y comunidades enteras. Este enfoque innovador no solo ofrece nuevas posibilidades en el tratamiento de enfermedades, sino que también promete cambiar la narrativa en torno a la prevención y el manejo de las enfermedades crónicas.

Tengo todas las expectativas puestas en el cambio de paradigma, de una medicina que solo interviene cuando hay enfermedad a una en la que se hace trabajo activo en prevenir partiendo de la alimentación como eje de construcción de un estilo de vida saludable.

La clave para un futuro más saludable radica en la toma de decisiones conscientes sobre lo que consumimos diariamente, reconociendo que nuestra dieta es un componente poderoso en la búsqueda de una sociedad más saludable y resiliente.

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